Somos una generación que está viviendo uno de los mayores saltos empresariales de la historia: la digitalización de los negocios. Para ello es necesario desarrollar una estrategia que potencie al máximo nuestra capacidad de adaptación.
Es preciso seleccionar a las personas que posean la virtud de liderazgo al interior de la empresa y que éstas sean quienes promuevan en sus equipos de trabajo el cambio de esquemas.
Se trata de motivarlos hasta el punto de convencerles que este nuevo enfoque les va a permitir ser más eficientes, pues ya no quedarán estancados en medio de procesos tediosos, porque ahora éstos estarán bien definidos y automatizados.
Transformar la cultura organizacional es un proceso delicado y constante que necesita de la participación de cada uno de los integrantes de la organización. Los empleados son el motor de una empresa y, como tales, deben estar al tanto de lo que sucede en el lugar en que trabajan. Esa responsabilidad es del líder.
Del Core System al Agile System
Un ejemplo de transformación interna es el caso de la Orpheus Chamber Orchestra. Los músicos que la integran son intérpretes muy experimentados, profundamente relacionados con el espíritu de la música de cámara.
Aunque pueda parecer un experimento sin futuro, esta orquesta funciona sin director, así que todos comparten la responsabilidad en las decisiones musicales. No necesitan de un líder que les diga qué hacer en cada momento.
Al principio ensayaban muchas horas y por no tener una cabeza al mando eran realmente caóticos. Todos tenían ideas muy concretas y peleaban por defenderlas. Eran ineficientes, pero al mismo tiempo extremadamente comprometidos.
Para poder encontrar la manera de llevar a buen término esta novedosa propuesta, diseñaron un sistema muy coordinado de rotación de liderazgo, que llamaron el Core System, que significa que para cada pieza de un concierto hay un grupo de líderes que ensaya separado del resto del ensamble y toma muchas de las decisiones.
En un siguiente ensayo, toda la orquesta se involucra, pero es el grupo quien lleva la batuta de la obra. Para la siguiente obra sucede lo mismo, pero con otro grupo de personas. Así se rota el liderazgo y se canaliza la creatividad.
Un psicólogo e investigador de la Universidad de Harvard descubrió que habitualmente en otras orquestas el nivel de satisfacción y felicidad de sus miembros es muy bajo y en el caso de Orpheus es extraordinariamente alto. Su éxito radica en cómo es compartido el liderazgo.
Del mismo modo, la tan ansiada transformación hacia la digitalización de las empresas debe poner el acento en las capacidades de su personal e invitarlos a asumir los nuevos desafíos:
- Acompañar a los equipos durante la gestión del cambio
- Diseñar e implementar una estrategia digital
- Evaluar constantemente los procesos
- Analizar y seleccionar la mejor tecnología para nuestro negocio
- Anticiparse, persiguiendo ser más ágiles que la competencia
Frente a esta metamorfosis es imprescindible que se valore el nivel de comunicación entre líderes y empleados, pues es comprensible que estos cambios generen inseguridad, incertidumbre, rechazo, desconcierto y al final, si no se trata a tiempo este desencanto, no seremos capaces de progresar.
Por esto es importante:
- Informar las transformaciones de modo transparente y explicar los motivos de esa decisión.
- Crear empatía con los empleados. Las dudas son oportunidades perfectas para conocer mejor a los equipos y exponerles que están en el lugar correcto para avanzar y optimizar sus habilidades.
- Pedir su colaboración e implicarlos en el cambio. Si ellos sienten que también ganarán, será una apuesta segura.
- Fomentar el orgullo de pertenencia entre los trabajadores.
Cualquier evolución necesita un líder que inspire a los miembros de la organización a sumarse y a tomar la siguiente iniciativa. Si se logra transmitir a los equipos esta actitud positiva hacia el aprendizaje y se les motiva a dominar el arte de aprender con rapidez una gran cantidad de habilidades, pronto todos querrán aportar algo de gran significado para la empresa.
